viernes, 13 de abril de 2012

Espíritus de las aguas. Lorelei. Rusalkas.

En el folklore germánico, eslavo y escandinavo podemos encontrar relatos de espíritus acuáticos capaces de cambiar su aspecto que guiaban a las personas hacia su muerte. 
En Alemania, están las peligrosas Nix, mujeres bellas con colas de sirenas que escondían bajo las aguas. Se relacionaban con los seres humanos (algunas historias cuentan que, para ir al mercado, se convertían en ancianas, o que eran ganaderas que vivían cerca de los ríos con aspecto de estar bien alimentadas), y siempre intentaban llevar a las personas bajo las aguas, donde daban fin a su vida. En otros cuentos, las Nix salían del agua para casarse con un hombre mortal, pero al final siempre volvían al agua. Lorelei, la más famosa de las Nix, había sido una joven mortal que se había arrojado al Rin tras el abandono de su amante. Una vez convertida en Nix, dirigió su rabia contra los humanos: se sentaba en la roca Lorelei (lugar conocido por ser especialmente peligroso a la hora de navegar) y hacía que los marineros se distrajeran, lo que provocaba terribles accidentes.
En Escandinavia, la Nix encontraría su equivalente en el näcken, un ser que tomaba la forma de un joven hermoso. Con la melodía de su violín, atraía a los niños y a las mujeres hacia la muerte. Cuando más activo estaba era durante los solsticios de verano e invierno.
En el folklore eslavo está la figura de la Rusalka, el espíritu  jóvenes muertas, o bien ahogadas, o bien por amor. Por la noche, salían de las aguas y danzaban a la luz de la luna, y seducían a los hombres. Quienes las veían, sentían el irrefrenable deseo de unirse a ellas, y terminaban desapareciendo para siempre, atrapados en los maravillosos palacios situados en el fondo de los ríos y lagos donde habitaban las rusalkas. Las gentes, para tomar precauciones, dedicaban una semana en junio a su entierro, en la que estaba totalmente prohibido nadar.

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