El joven Tamuras, emperador de Perisa, recibió un día la visita de un anciano mago, muy célebre y sabio. Cuando estuvo en su presencia, el mago le dijo que a su perfección le faltaba una ciencia: la magia. Le ofreció, entonces, instruirle en tan misterioso y arcano conocimiento. Tamuras accedió, y se encerró con el mago, durante siete días y siete noches, en la estancia más solitaria y apartada del Palacio.
Qué le dijo el mago al emperador nunca se supo, pero el anciano, después de terminar su tarea, fue recompensado con un saco de piedras preciosas. El monarca, por su parte, estaba invadido por una gran alegría. Ahora lo sabía todo, lo que le convertía en superior a los demás mortales. Esto hizo que, por fin, pudiese enfrentarse a los Divs, los terribles enemigos que sus antepasados no habían logrado derrotar.
Dio órdenes a sus generales para que preparasen un ejército y se encerró en una habitación. Allí pronunció unas palabras mágicas, se hizo invisible y se trasladó en un instante al palacio de Ahriman (el rey de los Divs). Entró en la sala del trono y le susurró unas palabras misteriosas al oído. De pronto, Ahriman se volvió también invisible y fue conducido, volando, al palacio de Tamuras, donde fue encerrado como prisionero. Tamuras quemó aloe y pétalos de rosa, creando un humo azulado y, al pronunciar otras palabras, Ahriman se convirtió en un hermoso caballo negro.
Pasado un tiempo, cuando el ejército
estuvo preparado, Tamuras guió a sus tropas al país de los Divs (que
estaba sumido en el caos debido a la falta del líder). Los dos
inexpertos hijos de Ahriman, pidieron consejo al mago más poderoso del
reino. Éste les advirtió que nada podrían hacer contra Tamuras, que
tenía prisionero a su padre mediante artes mágicas. Además, añadió que
el reino de los Divs debía terminar. Haciendo caso omiso a la
advertencia, los dos hermanos entraron en conflicto con Tamuras, cuyo
ejército, muy superior, destrozó a sus rivales. Los hermanos fueron
tomados como prisioneros, y suplicaron a Tamuras que les devolviese a su
padre y les concediese la libertad. A cambio, ellos le revelarían un
secreto que haría famosa e inmortal a Persia.