miércoles, 8 de agosto de 2012

El rapto de Perséfone

Perséfone, la joven hija de la diosa Démeter (diosa del grano y los cultivos), vivía feliz y despreocupadamente. Solía rodearse de jóvenes doncellas y ninfas. Hades, dios del Inframundo, se había enamorado secretamente de ella. Esperó a que Perséfone estuviese recogiendo flores, para abrir la tierra y ascender para llevársela consigo a sus dominios subterráneos, con la intención de convertirla en su reina.

Démeter, infatigable, buscó a su hija día y noche. Mientras lo hacía, prohibió a la tierra dar frutos y Grecia se convirtió en una tierra yerma. Los habitantes sufrieron la escasez y la hambruna ,pero Démeter no pensaba retirar su prohibición hasta que no recuperase a su hija.

Zeus, rey de los dioses, forzado por el malestar y el hambre, intervino y exigió a Hades que devolviese a Perséfone. Para que regresase a salvo, ella no debía comer ni beber nada durante su estancia en el Mundo de los Muertos, pero Hades consiguió engañarla. Hizo que comiera algunas semillas de granada, lo que provocó que quedase atada a aquel lugar. Por cada semilla ingerida, debía pasar un mes en el Inframundo. Así, se dividió el año: cuando Perséfone estuviese con su madre (una mitad del año) la tierra sería fértil y florecería; cuando se encontrase con Hades (la otra mitad del año), la tierra sería estéril y marchitaría. Así, Perséfone se convirtió en la señora de los Infiernos. Además, con este mito, los antiguos griegos explicaban los ciclos de la naturaleza, y se cree que es también una metáfora o representación del matrimonio en aquella época.